«Siempre escribí pintando,
me interesa la narración indescriptible de la pintura.»
Carolina Antoniadis
Carolina Antoniadis conjuga en su obra una mezcla alquímica entre técnica y poesía. En su búsqueda infatigable por la belleza de las cosas logra revelarlas a través de sus pinturas, objetos, utilitarios y textiles, desplegando un mundo conformado de encantos permanentes, ilusiones y delicias.
Ella sabe detectar como una arqueóloga del barroco todo el proceso de la materia y sus valores: es del carbón donde nace el diamante. La misma materia – un vestido, un jarrón, una tela, una reproducción, resplandecen en su pintura bajo la mirada virtuosa y encantada de la artista.
Fugas, así lo llama hermosamente Carolina en una de sus series, donde nombra pintando los procesos en los que ella se desliza: ocaso, ensayo, sedimento, vértigo, paréntesis, desplazamiento y acecho. Carolina Antoniadis, rara avis, maneja estas acciones como si fuera una guerrera de la revelación. Camina como una cazadora de bellezas manejando de forma maestra el arte de perderse que le regala una mirada venusina del mundo.
Desdibuja las fronteras, une los lenguajes, combina las técnicas y habilita en los espectadores una experiencia estética donde la división entre vida ordinaria y extraordinaria se eclipsan. Si alguien nos convenció de que lo decorativo, lo ornamental, lo funcional y lo artístico eran- y debían ser- campos independientes, su obra (tanto en plano como en volumen) logra presencias extrañas, familiares y sofisticadas, clásicas y contemporáneas.
¿Cuáles son los tiempos que florecen en las obras de Antoniadis? Raíces antiquísimas, egipcias, estampas orientales, gracia bizantina, arte arcaico unido a patrones textiles modernos, en diálogo con sistemas de impresión milenarias, que conviven con la artes gráficas y encarnan en vasijas clásicas con estampados inesperados. Todo ese universo de matices y texturas multiformes cobran vida en las pinturas de Antoniadis. Allí, la intimidad de las flores sabe de las propias sombras y todos sus misterios. Los manteles como territorio donde se sirve la belleza silenciosa y a la vez compleja de la vida cotidiana, los círculos interiores habitados por destinos imperdibles, amores como heraldos, encantos orientales. Nada es predecible en la obra de la artista porque todo lo que caza lo pliega de forma mágica, interviniendo nuestra propia percepción del mundo de la vida.
Carolina Antoniadis sabe que la estética de la alegría, del dolor y del lujo son diferentes aristas de una misma acción. Y esa experiencia estética es la que resplandece en su obra.
Eugenia Viña | 2025

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